"El crimen perfecto de la indiferencia."
Barcelona, 2025. Lo que tiene en sus manos no es una solicitud burocrática más. Es el guion de un thriller real que se escribe en tiempo presente. La crónica de un crimen perfecto que aún se está cometiendo: el crimen de la indiferencia.
Esta es la historia de dos vidas, Jhon Fredy Vargas y Christoph Kny, atrapadas en un sistema diseñado para proteger pero que se convirtió en su mayor verdugo. Un asesinato lento, meticuloso y silenciado por la burocracia.
Desde un simple olvido de un croissant hasta la devastación neurológica total, este expediente documenta cómo las instituciones cerraron sus puertas una tras otra, dejando a dos inocentes atrapados en un laberinto sin salida.
«A veces siento que vivo en una casa con muchas habitaciones, pero solo puedo entrar en algunas. Las otras están cerradas con llave, y sé que dentro hay cosas importantes, pero no puedo alcanzarlas.»
SECUENCIA DE HECHOS PROBADOS
El inicio de la pesadilla. Un olvido trivial que revela el abismo.
Enfrentando la nueva realidad fuera del hospital.
La búsqueda desesperada de soporte legal en navidad.
Un rayo de esperanza que pronto se tornaría en espejismo.
El sistema cierra sus puertas. "Aquí no pertenecen".
Tener que probar el amor ante un tribunal.
"No necesito verlo para juzgarlo". La negligencia administrativa.
El inicio de la contraofensiva legal.
Nueve cartas. Nueve disparos contra la indiferencia.
Cuando el Estado admite que no tiene las reglas del juego.
El manuscrito llega al despacho ministerial.
Esa noche, mientras Jhon dormía, Christoph comenzó a esbozar los estatutos de la "Asociación de Salud Mental y Daño Cerebral Jhon Fredy". Una organización con tres objetivos claros:
Guía detallada para familias arrojadas al laberinto burocrático.
Espacio seguro para compartir miedos y romper el aislamiento.
Diálogo con la administración para mejorar protocolos.
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REVELACIÓN DE DISFUNCIÓN SISTÉMICA:
Las investigaciones documentadas en esta obra revelan la inexistencia de protocolos obligatorios y fallos estructurales en la Administración que trascienden el caso individual, afectando a la seguridad jurídica de todo el colectivo de personas con discapacidad. Hacer público este vacío no es un ataque; es un ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión y de información, un acto de responsabilidad cívica y transparencia democrática para evitar que otros sufran el mismo desamparo. El silencio ante estos hallazgos no es una opción ética y los hechos tienen una relevancia pública que la ciudadanía tiene derecho a conocer.